La decoración de interiores con plantas no necesariamente significa atiborrar la casa de macetas y múltiples especies. Á veces, la sencillez resulta la opción más adecuada, conveniente y funcional. Pocas plantas se pueden integrar al ambiente sin sobrecargarlo, ayudar a destacar un mueble u objeto sin ocultarlo y dar una dosis de naturaleza necesaria en todo interior. Además, demandan sólo dedicación moderada y no exigen excesivas inversiones económicas.
Técnicas de decoración de interiores
Regla de oro para toda decoración: los muebles, los pisos, las paredes y los adornos deben convivir en armonía. La presencia de plantas debe respetar el equilibrio del entorno, sin imponerse por encima del resto de los elementos. Para empezar, defina un estilo con el que dotará al ambiente y, en base a él, integre plantas que parezcan nacidas ahí mismo. A continuación tendrá para elegir un estilo clásico y uno campestre. Todo sencillo, pero con buen gusto.
Claves de decoración de interiores
Para que un conjunto de plantas se integre con naturalidad a la decoración de un ambiente, sin pasar desapercibido, hay dos ítem a tener en cuenta:
- Las plantas: Es preferible utilizar plantas de hojas pequeñas y tonos suaves, como las Áralias, los Syngonium, Spathipiiyllum, los Ficus benjamina o alí y los Helechos. Conviene evitar la presencia de plantas que perturben la armonía de la escenografía: los Philodendros y los Ficus lyratas tienen hojas demasiado grandes; los Cocliaeun tienen colores muy llamativos.
- Las macetas. Las de barro son perfectas aliadas de este tipo de decoración, por la afinidad de sus texturas y colores con los de las plantas. Un toque de mimbre, alguna maceta imitación de mármol o -si el presupuesto lo permite- el mármol mismo, también acompañarán armónicamente. Estos materiales restan protagonismo a las macetas y acompañan destacándose en la medida justa.
Las plantas gustan a mucha gente y no pudiendo la mayor parte de nosotros, desgraciadamente, disponer de un jardín, tratamos de ambientar la casa con algunas de ellas.
En principio está bien, pero, como todas las cosas, originan algunos problemas si no tenemos en cuenta algunas reglas sencillas que permitirán el máximo rendimiento a tu jardín casero. Estas reglas se refieren a la conservación y la colocación.
Empecemos por las últimas, que son las de mayor incidencia sobre el efecto que producirán nuestras plantas.
Regla fundamental: no las desparrames por toda la casa. Agrúpalas dentro de cada habitación. Teniendo esto en cuenta se podrá escoger el mejor sitio para cada una, que es, normalmente, el más soleado o iluminado de la casa, o sea, cerca de las ventanas. Desde el punto de vista estético, lo ideal es reunirlas en un grupo en lo posible homogéneo, pero eso es cuestión de gustos personales.
En cuanto a las macetas no debes preocuparte mucho. Puedes usar las tradicionales de barro, que, además de ser estéticas, son las mejores desde el punto de vista funcional.
Si utilizas maceteros, elígelos anchos para que pueda circular el aire. Por lo demás puedes escoger el material que más se adapte a su decoración: cilindros de plástico que pueden ser modulares y con ruedas para facilitar la limpieza; cestas más o menos rústicas, etc. Pon todos los maceteros del mismo tipo o, caso contrario, conviene recurrir a un experto.
En casos particulares pueden ir bien estanterías de metal ligero, de madera o, incluso, elementos colgados de una pared o colocados en el centro de una vidriera, para crear sugestivos efectos de transparencia.
También las mesas bajas y los bancos de madera de diferente longitud podrán a veces servir para esto. Un buen recurso para lugares pequeños es una mesa de bambú con una fila de macetas de barro encima, combinan muy bien. Finalmente, si tienes plantas descendentes, puedes ponerlas colgando del techo con un macetero de cuerdas.
En cuanto a las reglas generales de conservación podrá ayudarte cualquier manual de floricultura. Algunas influirán en la situación de las plantas en la casa; por ejemplo, la ventana que se abre para ventilar el ambiente deberá estar lo más lejos posible de las plantas para evitar corrientes y cambios bruscos de temperatura; para no cambiar nunca la orientación de las plantas, cosa que podría causar problemas de adaptación, colócalas en un sitio donde nunca haya necesidad de quitarlas. Ten en cuenta, finalmente, la distancia de los radiadores o estufas.
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